jueves, 20 de junio de 2024

Una bibliografía para las minorías LGBTIQ+ hispanohablantes

Foto: DisobeyArt

La bibliografía que presentamos en este artículo puede ser útil para las minorías LGBTIQ+, pero también podría serlo para quienes entienden que los seres humanos no están definidos únicamente por su biología y que todas las personas formamos parte de tejidos culturales e históricos más amplios.

por Amilka V.

En el primer artículo de este blog, decíamos que el español es el segundo idioma con más hablantes nativos en el mundo, con casi 500 millones de hablantes. Es por ello que en aquella ocasión nos pareció importante hacer un mapa político e ideológico de los discursos antiderechos en esta lengua y, especialmente, de los libros que se han publicado en el mercado editorial.

La literatura antiderechos resume, reensambla y amplifica toda la desinformación que podemos encontrar en el discurso público (medios, redes, conversaciones, etc.) sobre las minorías LGBTIQ+, especialmente las que representan las siglas TIQ+. Sin duda, la desinformación es uno de los principales retos para la lucha por los derechos porque se enmarca principalmente en el contexto de una guerra asimétrica.

No solo es desigual por la cantidad de libros antiderechos que se publican, por la cantidad de tuits violentos que solemos ver en redes como Twitter, o por la cantidad de minutos que los medios conceden a ideas reaccionarias, o porque los grupos del odio tengan financiamientos grandes y participen de una red de alianzas transnacionales, sino también porque utilizan una estrategia retórica que consiste en, por un lado, apelar a la emocionalidad y el descontento de personas enojadas por la pérdida de calidad de vida en casi todas partes, y por otro, porque plantean una discusión bizantina donde no tienen ningún interés en abordar las complejidades de los temas centrales que incumben al colectivo LGBTIQ+.

miércoles, 15 de mayo de 2024

"¡Me siento bonita!". Autoginefilia, fantasías eróticas de género cruzado y más

"¡Oooh, soy un "persona autoginéfilo" tan sexy!"  (Wavebreakmedia)

¿Es realmente tan diferente el sueño de personas transfemeninas (variancia de género hombre a mujer/male to female MTF) de las ensoñaciones que experimentan las mujeres cis cuando se miran a sí mismas con deseo?

Uno de los pilares básicos de la teoría de la "autoginefilia" ("autogynephilia") de Ray Blanchard es que las personas que sueñan con un cambio de género "de hombre a mujer", y las mujeres trans que aman a las mujeres, se sienten atraídas sexualmente por su yo femenino. Les excita la idea de ser o parecer mujer.

Blanchard y sus seguidores a veces definen esto como una sexualidad separada, que se suma a la heterosexualidad y la homosexualidad.

Mientras que los hombres homosexuales se sienten atraídos por los hombres y los hombres heterosexuales por las mujeres, los "autoginéfilos" se reducen a idiotas autoeróticos y narcisistas.

El travesti que se admira a sí mismo


La prueba se encuentra, supuestamente, en el travestismo: hombres que se travisten y se excitan vistiéndose de mujer, admirándose en el espejo. La erección es lo que les delata.

Y ante una prueba tan creíble, lo demás es sentido común. Después de todo, hombres y mujeres reales no se excitan con la idea de ser hombres y mujeres, ¿verdad? Sólo les excita estar con otros hombres u otras mujeres, nunca les emociona estar consigo mismos.

Además, las mujeres reales no tienen erecciones. Apenas se excitan a veces.

martes, 2 de abril de 2024

La conclusión de Joanna: las personas transgénero son quienes son porque la naturaleza las hizo posibles.

Hoy en día sabemos muy bien que ser trans no es una enfermedad mental cuya causa sea el apetito sexual. Sin embargo, todavía necesitamos entender cómo la naturaleza de querer ser del otro sexo puede contemplar elementos de la energía sexual. 

Por Joanna Santos

Dado que todas las personas trans que conozco remontan sus sentimientos de género a la infancia, antes de la pubertad, sería demasiado simplista reducir los sentimientos de incongruencia de género a una mera disfunción sexual. 

Blanchard reduce la disforia de género a una sexualidad mal dirigida

Sin embargo, el ahora infame Ray Blanchard, hizo todo lo posible para lograrlo y, a fines de la década de 1980, desechó los testimonios de sus pacientes que remitían a la infancia temprana. Según él, se tratata simplemente de mentiras cuyo único fin era fabricar una narrativa para justificar la transición de género. En cualquier estudio hecho con seriedad, este tipo de mala praxis metodológica difícilmente podría calificarse de "científica". 

jueves, 7 de marzo de 2024

Toda la evidencia contra la hipótesis del contagio social transgénero (ROGD)



Reflexiones sobre por qué la gente está abrazando esta teoría zombi.

Por Julia Serano

 Porcentaje de personas zurdas. Machos (azul), hembras (rojo).
BBC News: “Do left-handed people really die young?”

Este gráfico lo utilicé por primera vez en 2017, en respuesta a la entonces novedosa afirmación de que ser transgénero se está propagando "rápidamente" entre los niños a través del “contagio social”. 

En el ensayo donde lo usé, Agendas transgénero, contagio social, presión de pares y prevalencia, señalé tres puntos: 1) históricamente, las estadísticas de población trans han tendido a subestimar las cifras reales por una combinación de aislamiento social, estricta vigilancia médica y estigma omnipresente (por ejemplo, ostracismo social); 2) con cada década reciente, ha habido un aumento constante en el número de personas que se identifican como trans debido a un aumento gradual en el acceso a la información y a la atención con perspectiva de género, y una disminución recíproca del estigma; 3) estas dinámicas son sorprendentemente similares al aparente aumento de personas zurdas (de ~2% a 13,2%) en los países occidentales durante el siglo XX a medida que el estigma contra los zurdos disminuyó.

jueves, 8 de febrero de 2024

¿Se ha pensado siempre que los hombres y las mujeres pertenecen a diferentes sexos biológicos?



Hace no mucho tiempo, los europeos creían que los hombres y las mujeres no pertenecían a dos sexos distintos, sino que eran variaciones de un mismo sexo. La idea de que hay “dos sexos biológicos” estáticos e inmutables está lejos de ser obvia y, por esta razón, el género no puede reducirse al sexo.

Jack Molay

Hoy en día, a menudo nos topamos con activistas transfóbicos y anti-LGBTQ que hablan sobre el “sexo biológico” y la forma en que los genitales, las gónadas o los cromosomas determinan no solo las capacidades asociadas al sexo sino también el género.

Esta es una manera encubierta de defender los roles de género tradicionales y obligar a las personas queer y trans a volver al armario.

Según ellos, la sexualidad entre personas del mismo sexo es mala, aparentemente, porque no es natural y no conduce a la procreación. También, según ellos, las personas transgénero se equivocan acerca de su identidad porque la identidad de género se deriva siempre de su sexo biológico.

Muchos transfóbicos ven estas declaraciones como hechos evidentes y eternos, por lo que acusan a las personas trans y a los grupos defensores de los derechos LGBTIQ de ser una "chusma despierta” que está engañando a "nuestra" juventud y destruyendo los hechos dados por Dios y la Naturaleza.

Pero si lo que afirman estos grupos antiderechos fuera tan evidente e incuestionable, esperaríamos que esta creencia de polos extremos en el sexo y el género también estuviera presente en el pasado, ¿verdad?

lunes, 29 de enero de 2024

Contra el sentido común de los grupos antiderechos (Parte 1)

Es muy frecuente en el discurso anti-derechos apelar a argumentos cuya autoridad radica, según ellos, en “la realidad misma”. Así, grupos religiosos, feministas radicales transexcluyentes, conservadores libertarios, derechas alternativas, liberales de dudosa neutralidad e, incluso, izquierdistas ortodoxos, invocan el manto aparentemente inocuo e incontestable del sentido común.

Por Amilka V.

Cada vez que estos grupos obtienen lo que consideran una pequeña victoria en contra de la población LGBTIQ —es decir, un retroceso en materia de derechos humanos—, y especialmente en contra de la población trans, vitorean ¡Ha ganado el sentido común! Es lo que sucedió recientemente en España con el recorte de leyes LGBTI del Gobierno de la Comunidad de Madrid —para una aproximación detallada de esta situación, recomendamos leer aquí, aquí y allí.

En el ámbito internacional los grupos antiderechos pugnan por imponer una retórica antiderechos y suelen repetir el mismo guión. El punto central de sus argumentos es que el sentido común es un filtro adecuado cuando se trata de dirimir disputas sociales en torno al sexo y al género. Según ellos, su único interés aquí es defender la verdad.

En este artículo intentaremos responder varias preguntas: ¿Qué quieren significar estos grupos con sentido común? ¿De qué maneras se puede comprender este escurridizo concepto en el contexto de la ciencia? ¿Qué ventajas o desventajas nos daría utilizar el sentido común para dirimir diferencias importantes en nuestras sociedades? 

Veamos.

¿Qué es el sentido común?

El sentido común es como lo indica su nombre, el sentimiento unánime del género humano todo (...) de todos los tiempos y de todos los lugares, sabios o ignorantes, bárbaros o civilizados. 

Amadeo Jacques.  «La memoria sobre el sentido común»

En primer lugar, esta no es una pregunta sencilla y responderla de forma no superficial es un reto. Desde el punto de vista histórico, para hacernos una idea de la magnitud de la cuestión, basta con saber que el sentido común se ha intentado definir muchísimas veces desde épocas —y quizá galaxias— muy lejanas. Quienes quieran mirar una revisión de las definiciones que ha tenido este concepto en campos como la filosofía y la ciencia, específicamente en el contexto occidental —lo que de entrada ya nos alerta de que estamos ante algo que quizá no es tan universal como se cree—, pueden leer aquí, aquí y allí. 

lunes, 18 de septiembre de 2023

La literatura antiderechos LGBTIQ escrita en español

Foto: La ONU es uno de los organismos más atacados por los grupos antiderechos.

"Las ideas que dan vida a la homofobia, la transfobia, la misogina, el racismo y la xenofobia se reproducen a través del discurso." 

Por Amilka V.

La lengua española es la segunda lengua más hablada en el mundo por nativos, con casi 500 millones de hablantes. Que en los últimos años numerosos grupos hispanohablantes estén cada día más comprometidos con la divulgación de discursos que cuestionan los derechos humanos de la población LGBTIQ, plantea la necesidad de hacer una cartografía tanto de los grupos como de los discursos. Este sería el punto de partida para analizar las relaciones y alianzas transnacionales entre los grupos antiderechos hispanohablantes y los grupos antiderechos no hispanohablantes.

Se podrá decir que dedicar el primer artículo de este blog a la literatura antiderechos LGBTIQ es dar publicidad inmerecida a ideas que son dañinas para la sociedad. Sin embargo, si queremos entender cómo funcionan estas ideas y por qué son compartidas por muchas personas, creemos necesario hacer un mapa de estos discursos.

No es esta una idea novedosa. Se trata de una estrategia conocida por organizaciones anti-racistas que durante décadas han monitoreado discursos de odio relacionados con la segregación racial y otros tipos de discriminación. Un ejemplo de ello es el Southern Poverty Law Center, con sede en EEUU, que se ha dedicado a esta labor, además de ser conocidos por sus batallas legales contra grupos supremacistas.

Por qué hablamos de discurso

Las ideas que dan vida a la homofobia, la transfobia, la misogina, el racismo y la xenofobia se reproducen a través del discurso. 

El discurso es una forma de interacción social en la que quienes hablamos y escribimos “no solamente” hablamos y escribimos. Somos fundamentalmente actores sociales en un “teatro social” y compartimos nuestras ideas, pensamientos, creencias y roles a través de acciones discursivas.

Es importante entender que al referirnos a discurso nos referimos a todas las formas en las que los seres humanos utilizan el lenguaje: oralidad y escritura, principalmente, pero pudiera incluir imágenes, símbolos, memes de internet, objetos y gestos.

La discriminación y el discurso

Es un hecho que los sapiens, desde que abandonamos la prehistoria, nos organizamos socialmente dentro de un orden imaginado —país, Estado, monarquía, teocracia, democracia, capitalismo, socialismo, son constructos sociales imaginados solo por los seres humanos— que legitima algún tipo de jerarquía social: hombres libres vs esclavos, hombres vs mujeres, ricos vs pobres, creyentes vs infieles, blancos vs negros, nativos vs extranjeros, heterosexuales vs homosexuales, personas cis vs personas trans. En estas jerarquías subyacen relaciones de superioridad/inferioridad que a veces son explícitas y, otras veces, se enmascaran en el discurso.