Foto: DisobeyArt |
por Amilka V.
En el primer artículo de este blog, decíamos que el español es el segundo idioma con más hablantes nativos en el mundo, con casi 500 millones de hablantes. Es por ello que en aquella ocasión nos pareció importante hacer un mapa político e ideológico de los discursos antiderechos en esta lengua y, especialmente, de los libros que se han publicado en el mercado editorial.
La literatura antiderechos resume, reensambla y amplifica toda la desinformación que podemos encontrar en el discurso público (medios, redes, conversaciones, etc.) sobre las minorías LGBTIQ+, especialmente las que representan las siglas TIQ+. Sin duda, la desinformación es uno de los principales retos para la lucha por los derechos porque se enmarca principalmente en el contexto de una guerra asimétrica.
No solo es desigual por la cantidad de libros antiderechos que se publican, por la cantidad de tuits violentos que solemos ver en redes como Twitter, o por la cantidad de minutos que los medios conceden a ideas reaccionarias, o porque los grupos del odio tengan financiamientos grandes y participen de una red de alianzas transnacionales, sino también porque utilizan una estrategia retórica que consiste en, por un lado, apelar a la emocionalidad y el descontento de personas enojadas por la pérdida de calidad de vida en casi todas partes, y por otro, porque plantean una discusión bizantina donde no tienen ningún interés en abordar las complejidades de los temas centrales que incumben al colectivo LGBTIQ+.